Karina Hernández, una joven resiliente, presentó una denuncia en su propio nombre y en representación de su hijo KMH, de 2 años. Cuando Karina tenía 19 años, fue sometida a un intento de inducción del parto extremadamente largo y tortuoso en el que su recién nacido resultó herido. Finalmente, el ginecólogo decidió hacer nacer al bebé de Karina mediante extracción por vacío sin obtener el debido consentimiento informado. El bebé de Karina, KMH, nació con aspecto cianótico morado y era hipoactivo. Tampoco había ningún pediatra disponible inmediatamente para recibir al bebé en el hospital. KMH fue trasladado de forma inestable a un hospital cercano, donde se descubrió que tenía depresión neonatal, acidosis metabólica, dificultad respiratoria y convulsiones, entre otras complicaciones. Karina, como madre soltera que cría a su hijo, ha tenido que llevar a KMH a múltiples especialistas médicos y terapeutas para tratar todas sus afecciones. Dado el retraso cognitivo y de desarrollo de KHM como consecuencia de la mala praxis del ginecólogo, el pediatra y el hospital, los demandados en este caso, nunca llegará a ser un niño normal. Este caso está en fase de proposición de prueba.